Echoes of the End – Fantasía islandesa que entra por los ojos

Echoes of the End es una aventura de acción narrativa que apuesta por una campaña lineal y cinematográfica. Encarnas a Ryn, una vestige con poderes en ebullición, acompañada por Abram, en Aema, un mundo moldeado por glaciares, roca basáltica y cielos plomizos. La propuesta se cimenta en tres pilares: travesía ágil, puzles ambientales y combate con espada y magia. Donde sobresale, y de qué manera, es en la dirección de arte y la ambientación; donde muestra margen de mejora es en la exploración y en un combate que, en dificultad normal, pediría más densidad y variantes. Es un juego que entra por la vista y busca llevarte de la mano, con una puesta en escena elegante y un ritmo constante.

REVIEWS

Carles "Zettai"

9/1/20256 min leer

Introducción

El debut de Myrkur Games no pretende competir en el terreno del mundo abierto ni en el de los sistemas complejos: su objetivo es el de la historia guiada, el ritmo alto y una producción cuidada. Echoes of the End fragmenta el viaje en capítulos bien delimitados que alternan tramos de movimiento fluido con rompecabezas ambientales que marcan el compás. Las transiciones “entre rocas” a lo Tomb Raider actúan como compuertas de ritmo: ocultan cargas, separan secciones y, sobre todo, contribuyen a esa sensación de “película jugable” que el juego busca desde el primer minuto.

La intención es clara: contarte una historia mientras te hace resolver y avanzar sin quedarte atascado. Por eso los puzles suelen leerse a primera vista y el reto pasa a ser ejecutarlo con el entorno y los poderes de Ryn. Y cuando quiere lucirse, lo hace bien, con momentos bien medidos que suben el pulso sin caer en la grandilocuencia. La otra cara de esa vocación cinematográfica es que la exploración queda muy encauzada: no es un título de perderse ni de descubrir sistemas emergentes, sino de dejarse llevar de forma lineal. Todo eso envuelto en una iluminación espectacular y una ambientación brillante.

Diseño, jugabilidad y ritmo

Echoes combina travesía, puzles y combate en una mezcla más contemplativa que adrenalínica. Lo mejor es cómo cosen unas partes con otras.

El control de Ryn transmite ligereza sin perder el peso del personaje. El salto es preciso, el dash entra cuando lo pides y la escalada es deliberadamente sencilla. La filosofía es que nunca te atasques por la plataforma en sí, sino que esta actúe como puente entre una idea y la siguiente. En esa línea, los estrechos pasadizos entre placas de roca no son solo “cargas ocultas”, marcan puntos y reafirman el tono cinematográfico. También es importante destacar que el movimiento de los objetos o del personaje a veces se antoja poco realista y un poco artificial.

Los rompecabezas son el metrónomo del juego. La mayoría se entiende de un vistazo: bloquea, impulsa, desvía, usa tal poder aquí y remata allí. La satisfacción no viene de devanarse los sesos, sino de una ejecución limpia. En términos de ritmo, esto tiene dos caras. La positiva es que raramente frustran, no rompen la dinámica ni exigen buscar información externa. ¿La negativa? Si te gusta más la acción que los rompecabezas, puede que encuentres “demasiados” puzles en determinados tramos. Aun así, cuando engranan con el entorno aportan esa cadencia de “resolver y avanzar” que define la experiencia.

El combate tiene una base clara: espada, parry/contraataque y habilidades mágicas (atraer/repeler, drenar, remates) que gana peso conforme progresas. Con dificultad normal, los encuentros estándar tienden a ser asequibles y piden más densidad de enemigos o variantes para mantener la tensión. Los jefes, en cambio, elevan el listón: sus patrones se leen mejor, invitan a usar poderes y ofrecen los mejores duelos del juego. El bloqueo a objetivo (lock-on) ayuda a focalizar, aunque sería deseable más elasticidad al cambiar de blanco para no cortar el flujo en escaramuzas con varios rivales.

En el estado actual, el combate deja una sensación de irregularidad: cuando encaja, sobre todo en jefes o en encuentros que mezclan roles, luce mucho, pero cuando cae en arquetipos repetidos, el interés se apoya en la travesía y el propio mundo. A su favor, en el último parche han aportado animaciones cancelables y una respuesta más fluida, un paso adelante palpable que aligera algunos roces del lanzamiento. Ese rumbo invita al optimismo sin pedirle al juego que sea algo que no quiere ser: aquí la acción está al servicio del viaje, no al revés.

Echoes quiere llevarte de la mano. Y, a ratos, se le ve el truco: paredes invisibles y pasillos encubiertos que canalizan el avance. Si te cuelas por un hueco que no está “vallado”, el juego lo interpreta como una caída al vacío, pierdes algo de vida y reapareces en el último punto de control. Es una decisión difícil que protege el ritmo y mantiene la puesta en escena, pero penaliza la curiosidad y rompe la ilusión de amplitud cuando detectas el “límite invisible”. Una forma amable de suavizarlo, sin traicionar su naturaleza, sería recurrir con más frecuencia a barreras naturales como cornisas derrumbadas, precipicios... La exploración en ese sentido es limitada, aunque sí hay algunos cofres escondidos en el mapa, aunque son bastante fáciles de localizar.

Gráficos, apartado sonoro y rendimiento

Aquí es donde Echoes marca la diferencia. Aema está diseñada con una identidad visual potentísima: rocas, glaciares, fumarolas y cielos plomizos iluminados con mimo para resaltar unos paisajes espectaculares. La captura de movimiento sostiene primeros planos con solvencia, y la puesta en escena prioriza lo cinematográfico sin entorpecer el control. Es de esos juegos que invitan a pararse a mirar: formaciones rocosas bañadas por luz, reflejos en lagos helados, detalles de indumentaria en los protagonistas… Es una ambientación espectacular que, personalmente, me ha recordado a los paisajes de la saga Hellblade.

El sonido acompaña con discreción elegante. La banda sonora apunta atmósfera más que melodía pegadiza, no hay una canción que vayas a tararear, pero sí ese colchón musical que refuerza paisaje y tono. Efectos y mezcla hacen el resto, con golpes y poderes que “pesan” lo suficiente sin saturar la escena. En lo práctico, la legibilidad de subtítulos ha mejorado mucho en el último parche, un detalle importante en una campaña con tanto diálogo. Y hablando del doblaje, aunque las voces están en inglés, el juego sí puede disfrutarse con subtítulos en español.

En un PC de alto rendimiento, la experiencia es estable y limpia. Una vez dentro, no hay cargas visibles: las ya mencionadas “ranuras” entre rocas hacen de cortinilla entre secciones. En equipos portátiles, en cambio, el estado actual no es del todo perfecto, pero el equipo de desarrollo está sacando parches y mejorando la experiencia desde su lanzamiento.

Narrativa y personajes

Echoes pone en el centro la relación Ryn–Abram, donde ella es impulsiva y él reflexivo. Su química sostiene un relato de confianza y redención que no pretende reinventar la rueda, pero invita a seguir. El lore - vestiges, naciones en tensión, reliquias - se dosifica con acierto, sin dejar de lado a los personajes. Hay escenas íntimas que descomprimen el tono épico y pequeños picos dramáticos bien colocados que te empujan capítulo a capítulo. Además, hay puntos en el mapa en el que podrás mantener conversaciones entre ellos y elegir entre algunas respuestas, aunque la elección es más simbólica y no repercute más allá de la conversación. Si conectas con el dúo protagonista y con el mundo como eje, y Echoes hace mucho para que lo hagas, tendrás motivos de sobra para querer llegar hasta el final, que te va a llevar entre 10 y 15 horas.

Lo bueno:

  • Gráficos espectaculares y dirección de arte con identidad.

  • Ambientación y lore que te envuelve desde el primer minuto.

  • Dúo protagonista con química y escenas bien dirigidas.

  • Campaña directa, sin relleno, con jefes que elevan el nivel.

  • Desarrolladores muy activos, han sacado tres grandes parches en su primer mes y ya han mejorado la respuesta en combate y la accesibilidad.

Lo malo:

  • Paredes invisibles y una sensación de penalización si te da por explorar.

  • Algunos combates se sienten un poco repetitivos y deseas llegar a un jefe.

  • Lock-on con transición mejorable entre objetivos.

  • Puzles algo abundantes si priorizas la acción sobre los rompecabezas.

Conclusión

Echoes of the End es una aventura narrativa concentrada que conquista por la vista y se hace querer por su ritmo de rompecabezas y su mundo. Cuando el combate entra en su mejor versión, sobre todo en los jefes, el viaje brilla. Cuando asoman límites visibles y encuentros sencillos, lo sostienen la travesía y la puesta en escena. Es, en definitiva, un juego honesto consigo mismo: quiere contarte una historia, enseñarte un mundo y dejarte resolver lo justo para mantenerte en marcha. Con un poco más de aire en el diseño de niveles, más variantes en encuentros estándar y un lock-on más elástico, crecería un escalón sin traicionar su ADN. La hoja de ruta de parches ya apunta en esa dirección, y eso, unido a la solidez de su base, nos deja una lectura clara: funciona hoy y promete mejor mañana.

Puntuación Final: 7/10

Recomendado para:

  • Quienes disfrutan de aventuras lineales cortas, con ritmo y sin relleno.

  • Amantes de los puzles ambientales integrados en el viaje.

  • Jugadores que valoran dirección artística y ambientación por encima de la libertad de exploración.

Plataformas disponibles: PC, PlayStation 5 y Xbox Series X|S